martes, 16 de diciembre de 2008

El poeta





Vivía inmerso en su mundo, no se si por una infancia que no le dejo buen recuerdo o porque la vida le suponía un valle de lagrimas. Aparentemente y pese a estar casi metido en la cuarentena daba la sensación de que vivía del aire. La verdad es que no era así, trabajaba esporádicamente en lo que salía fuera aquí o allá y le valía para sobrevivir con pocos lujos por supuesto. Predicaba a los cuatro vientos que era escritor. No era amigo de nadie pero si tenia algunos conocidos. Su poesía decía frases como:


“Se que hoy morirá un poeta
antes que el sol cubra de luz la ciudad
hecho raíces en cualquier rincón
y hasta mi sombra ya me abandono.”


Desde luego que los versos no le daban de comer pero si le hacían la vida un poco más amena, se diría incluso que daba sentido a su vida. Las tardes las pasaba sentado en un parque cercano leyendo, pensando, escuchando “Poeta abróchate la bragueta” le gritaban los chavales que jugaban cerca de El “Poeta! poeta! cara de cebolleta” El respondía: “como os coja bandidos” se lo tomaba como lo que era una pequeña broma inocente de crios.


El último año se lo había tomado sabático, no trabajaba dedicándose solo a escribir. A pesar de que sabático suena muy bien para el escritor estaba siendo un año muy duro que le supuso perder veinte kilos y su aspecto empezaba a preocupar. La ropa le quedaba extremadamente grande hasta el punto de que ya eran cuatro los agujeros que había añadido a su cinto.


Se acostaba y se levantaba solo, inmerso en un mar de ideas que abrumarían o volverían loco a cualquier mortal, quizás a El no le afectaban tanto porque ya lo estaba. Transcurría su vida llena de altibajos, movido por una ilusión que a pesar de traerle mil problemas era lo único que tenia.

martes, 25 de noviembre de 2008

RELATO CORTO VI

El mendigo




Tumbado en la calle, rodeado de cartones y ropa usada, viendo gente pasar, disimulando, mirando hacia otro lado como huyendo de alguien que les recuerda el fracaso, lo que serian sin dinero, sin trabajo, sin familia. El caso de Segis no era ese exactamente. Si es cierto que vivía en la calle desde hacia ya veinte años pero a diferencia de personas que por circunstancias personales, problemas económicos, con los vicios… se ven abocados a vivir entre cartones, El decidió vivir alejado del consumismo, de trabajar para producir como si de una vulgar maquina se tratara, de cumplir con miles de exigencias impuestas que no había elegido y le querían obligar a realizar.

Un buen día decide romper con esto y empieza a deambular por la ciudad. Muchas noches malas le enseñaron la cara oculta de la sociedad. Lo que tienes es lo que vales cobro sentido en su cabeza, y no solo tener sino demostrar que tienes. Se dio cuenta también de lo que era la generosidad, este concepto se lo enseñaron personas que le ayudaban dándole comida o bebida que efectivamente es vital para el ser humano. Lo que Segis mas apreciaba era que estas mismas personas se interesaran por El y comprendieran y respetaran su forma de vida.
Una vida dura sin duda que hacia sacar lo mejor de algunas personas, los miedos de otras, la indiferencia de muchas. Segis no pedía limosna se mantenía de las ayudas de gente que le quería y de rebuscar en las basuras. Así el bocadillo a medias que no quiso merendar un niño en el parque, el yogurt que caduco y fue a parar al contenedor, el cigarrillo que por las prisas alguien apago antes de tiempo, esa botella que se quedo en el parque eran sus recursos.

Lo peor de todo es que después de tanto tiempo se empezaba a dar cuenta de que su opción no era la adecuada como ejemplo para que las cosas cambiaran o fueran a mejor. Ese mundo ideal que estaba en su cabeza desde hacia tanto tiempo era solo una idea como otras muchas que pasan por nuestras cabezas, la diferencia fue que su mente quiso que se instalara en ella. Poco después era internado en un hospital psiquiátrico tras sufrir una grave crisis en medio de la calle producida por una enfermedad que llevaba con El toda la vida.

lunes, 20 de octubre de 2008

RELATO CORTO V

Esa noche loca.



RIIIINNNNGGG!!! RIIIINNNNGGG!!! RIIIINNNNGGG!!!

Suena el despertador y comienza un nuevo día. Tony entorna los parpados con un gran esfuerzo y hecha un leve vistazo a su alrededor. Algunos rayos de luz entran inexorables por los agujeros de la persiana dando una ligera claridad y creando un ambiente tenue casi de película. Un extraño olor a humedad o incluso se podría decir a bodega inunda la habitación. Algo no va bien.

Tony se incorpora y sus pupilas se dilatan, su boca esta muy reseca y su ritmo cardiaco comienza a aumentar hasta alcanzar el ritmo de una bomba de relojería. Donde estoy? Por dios!! Donde estoy?

Tony salta de la cama y se dirige raudo hacia la puerta de esa habitación que por completo desconoce. Habré la puerta y se da cuenta que esta en un hotel de lujo. –Que extraño? Se pregunta retóricamente.
No recuerda nada de la noche anterior y en pijama se dirige a recepción.




Tony- Buenos días me puede usted decir que hago aquí?
Recepcionista- Esta usted de broma?
Tony- Como que si estoy de broma?
Recepcionista- Señor, usted es el dueño de este hotel, que humor tiene! Desde luego como es usted!
Tony- Si, Si, desde luego que…vaya como soy Je!, Je!!
Recepcionista- Por cierto señor, su limousine le espera.

En efecto las piezas empezaban a encajar, todo el mundo le saludaba muy atento como si fuera alguien importante. Tony no recordaba haberse sentido así nunca pero la verdad es que le resultaba satisfactorio. Se dirige corriendo a su habitación subiendo las escaleras de dos en dos para ponerse algo de ropa adecuada y bajar de nuevo. En efecto la fortuna le sonreía, atrás quedaban las noches en la calle, las peleas a horas intempestivas, los empujones en las discotecas…

(ADVERTENCIA el final de este relato se encuentra en el comentario numero seis del relato “Elsa y yo” cuyo enlace esta en esta misma pagina a la derecha, en la parte superior donde pone RELATOS)

lunes, 13 de octubre de 2008

RELATO CORTO IV

Parte segunda



Melisa y Tom.




Es viernes por la tarde y como otros tantos Tom parte hacia la gran ciudad. Suele quedar a mitad de camino con Melisa con la que lleva saliendo tres años.

Conduce al contrario que otras veces con la mirada lánguida, casi pálido, mientras escucha un directo en el Cd que parece ser su única conexión con este mundo. Por fin llega como de costumbre a un aparcamiento justo al lado de un centro de ocio donde suele quedar con ella. Son las ocho y media de la tarde aunque en realidad es de noche, ya que los días son demasiado breves en invierno y la luz se marcho cuando comenzaba su viaje.

Espera en el coche excesivamente tranquilo. El trasiego de vehículos es intenso y Tom parece no tener prisa. Su mente esta cargada de pensamientos, de ideas que van y vienen y le generan emociones encontradas que erizan su piel.

Pasados treinta minutos sus ojos no pueden más y comienzan a brotar manantiales de lágrimas por toda su cara. Melisa no llegara esa tarde. En realidad habían dejado su relación hacia dos semanas. Tom solo buscaba sumirse en la más completa desesperación y darse cuenta de que ya no estaba con ella y que de nuevo se encontraba solo.

Regresa el camino, en lo que resultaría seguramente uno de los viajes más largos de su vida, que nunca hubiera querido tener que emprender, aunque en su cabeza adquiría fuerza la idea de que, después de todo, era lo mejor que le había podido ocurrir.

martes, 7 de octubre de 2008

RELATO CORTO IV





Parte primera
Melisa y Tom.






Melisa trabajaba poniendo copas en un garito de la costa, un bar no muy grande en el que sonaba música muy variada. Grupos como Los secretos, El último de la fila, Alarma, combinados en ocasiones con Barricada, Extremoduro, los suaves. Una mezcla entre pop y rock duro que en principio solo el DJ parecía entender y que al final terminó resultando de lo mas normal.

Trabajaba el fin de semana, viernes, sábado y domingo, le daba para vivir. El resto de la semana disponía de todo el tiempo del mundo, realmente contracorriente su manera de entender la vida.

Normalmente se levantaba tarde, sobre las once. Durante quince o veinte minutos se quedaba despierta, aun metida en la cama pensando sobre su vida. Había nacido en un país lejano, del norte, y ahora vivía aquí en un piso de alquiler con otras dos compañeras.

Tenía la suerte de sentirse libre, feliz de disfrutar la vida que deseaba. Casi toda la mañana se la pasaba patinando, disfrutando de su afición y convirtiendo las calles de la ciudad en un laberinto artístico que solo Melisa podía ver. Su corazón la dictaba pasar las tardes en un lugar de acogida próximo, en el que ayudaba en todo lo que podía, como recompensa ensanchaba su alma cada día un poco más. Continuará...

lunes, 29 de septiembre de 2008

RELATO CORTO III




A sus ochenta.



Había vivido gran parte de su vida solo ya que se caso joven y al tener su cuarto hijo su mujer murió dejándole sumido en la desesperación, con cuatro hijos que sacar adelante y un dolor inmenso casi insoportable, que oprimía con fuerza su pecho. Vivía en un pueblo no muy grande, trabajando a jornales y explotando algunas tierras que heredo de sus padres. Su cuñada le ayudo bastante a sacar adelante a sus hijos sobre todo al recién nacido. El tópico no se cumplió ya que entre ambos nunca surgiría nada.

Berto lo fue superando poco a poco, pasaron los años más duros y la estabilidad volvió a su vida. Sus hijos crecieron y cada uno fue buscando su camino y le fueron abandonando. Uno de ellos le propuso que se fuera a vivir con El a su piso, en una zona costera con un clima agradable y la compañía de su familia. Berto se decidió y marcho en busca de nuevos aires. Una vez allí se le abrieron un montón de puertas que en su pueblo ni siquiera existían. Conoció a un grupo de gente de su edad con los que charlaba, tomaba, a veces bailaban, en fin, se divertía.



Cincuenta años son muchos años de soledad y Berta seria la encargada de ponerlos fin. Ella era dos años menor que El y parecían estar el uno hecho para el otro.


Dos años duro la historia en la que ambos se volvieron a sentir mas vivos que nunca, saliendo, riendo, conociéndose. Realmente no se habían terminado de conocer cuando desgraciadamente Berta moría.



Berto fue su amor y su verdugo quitándola la vida y después quitándosela El. Nadie de sus conocidos daba crédito a tan aterrador suceso. Berto se convertía así en uno mas de esos asesinos con los que convivimos y que arrebatan la vida, y juegan a ser cualquier Dios por un día, y no lo consiguen, y terminan siendo demonios para siempre.

martes, 2 de septiembre de 2008

RELATO CORTO II




Shirle.



El mundo de la noche que nos resulta tan divertido a veces, se puede convertir en un campo minado. Salir, beber, el rollo de siempre… en algunas ocasiones termina de manera dispar sorprendiéndonos grata o ingratamente.
Shirle frecuentaba este micro mundo más de lo que debería. Viviendo deprisa se la escapan muchos detalles de la vida y con cada detalle alguna que otra neurona opta por apagar su luz. Su mayor enganche la heroína que consume cada vez con mayor frecuencia. Nadie diría que esa chica tan atractiva, simpática y saludable escondiera tan inquietante secreto. A veces piensa en dejarlo pero solo lo piensa. No es capaz de encontrar sentido a su vida ni encontrar la seguridad en ella misma, la seguridad que necesitaría para poder afrontar los hechos tranquilamente. A veces es duro aceptarnos como somos con tantas limitaciones, virtudes y defectos.
Shirle no es ajena a ello y la resulta mucho más fácil consumir su dosis para sentirse durante algún tiempo y de manera sencilla alguien importante, que esforzarse en conocerse y exponerse a los demás tal como es. Los días que toca trabaja como actriz de películas pornográficas, profesión que si bien la empezó de manera divertida cada vez la iba pesando más y más hasta convertirse en algo rutinario y aburrido.


Suke era su novio, la quería más que a su vida y no le gustaban nada los excesos ni el trabajo de Shirle pero en realidad no era el adecuado para dar consejos porque también tenía sus vicios y una vida un tanto descuadrada.

Suke: ¿Por qué te enfadas Shirle?
Shirle: Estoy harta!, siempre igual, siempre con tus tonterias, me haces quedar como una idiota!
Suke: pero si solo era una broma!
Shirle: dejame en paz, ¡joder!

Shirle salía de la discoteca malhumorada y como si la llevara el viento. Suke decidió tomarse otra copa con los colegas pensando que se la pasaría y que volvería. Después de una hora comenzó a preocuparse, era demasiado tiempo y ella no volvía. En realidad nunca mas volvió a verla, a ver el brillo de sus ojos, ni a ver su sonrisa, ni su pelo deslizándose por la cara, ni a escuchar sus mentiras envueltas en verdades. Ella, Shirle, si lo volvería a ver.

lunes, 21 de julio de 2008

RELATO CORTO DK







El cirujano.





Llevaba unos quince años ejerciendo su profesión. Estudio medicina y posteriormente se especializo en cirugía. Concretamente realizaba operaciones para reparar órganos delicados como es el corazón, una gran responsabilidad que no todo el mundo esta dispuesto a asumir. Estaba casado y tenía un niño y una niña. La familia estaba muy unida y les gustaba salir con una autocaravana a recorrer lugares siempre que sus respectivos trabajos se lo permitían. Claud y Elisa estaban muy enamorados, todo el mundo lo decía.




Llevaban diez años juntos y se entendian bastante bien, habían conseguido crear un micro mundo entre ambos, una comunicación muy fuerte. A Claud le gustaba mucho salir y tomar copas con los amigos o en otras ocasiones salía el solo por los bares. Esta afición le había traído algún que otro problema con el trabajo teniéndose que ausentar en alguna ocasión aun teniendo una operación importante que realizar. Los consejos de sus compañeros no eran suficientes y esto generaba alguna discusión con Elisa. Elisa trabajaba como periodista y era una chica inteligente, sensible y muy atractiva hasta el punto de que raro era el día que no terminaba sin que de una u otra manera le dijeran algún piropo. Aguanto lo indecible la situación de Claud, estuvo con El, trato de ayudarle, de aconsejarle pero no cambiaba. Al final tomo la decisión de dejarle y el destino quiso que fuera por otra persona y también por otra razón distinta al problema que Claud tenia con la bebida.




Elisa se fue con Greis, una chica a la que conocía del trabajo y que resulto ser su gran amor. La lucha interna de Elisa había permanecido oculta por miedo a la incomprensión, a dar marcha atrás, a reconocer que su vida no era su vida y le costo mucho tiempo encontrarse. Lo realmente curioso seria que Greis también salía de una circunstancia igual a la de Elisa. Tras años de matrimonio y dos hijos su vida gira como un trompo y realmente es cuando comienza a vivir.